La tradición oral dice que el último domingo de septiembre el pueblo de Isla de Maipo saca en procesión a la virgen de la Merced por las calles del centro de la comuna.
En el imaginario colectivo de las y los isleños se relata que debido a las inundaciones del rio Maipo y en concreto a una de las más devastadoras crecida del rio, en el año 1898, un grupo de personas, huasos y campesinos, llevaron la imagen de la virgen de la merced al sector de la puntilla de Lonquén. Dejaron la imagen ahí un día y una noche, y para su salvación, la virgen de la merced intercede por ellos retrayendo las aguas a su cauce natural. Posterior a esto, juraron celebrar a la virgen cada último domingo de septiembre en procesión por las calles de la comuna.
Relato Católico
Para el pueblo de Israel, en tiempos de Moisés, no hay fiesta más importante ni hermosa que la celebración anual de la pascua.
Para poder comprender mejor su hondo sentido recordemos que Israel quiso conservar viva esa experiencia gloriosa a lo largo de los siglos. Fue así como era responsabilidad de los padres contar a sus hijos cómo fue todo aquello. Debieron explicarles que sus antepasados vivieron esclavos de Egipto y conquistaron la libertad gracias al favor de Yahvé su Dios. No podían olvidarse de que si ahora eran libres era porque Yahvé les había liberado y eso exigía de ellos gratitud, compromiso y fidelidad… y era un don que tenían que defender.
Dice el libro del Éxodo: “Cuando tus hijos te pregunten el día de mañana que significa esto, le dirás: Dios, nos sacó, con su mano fuerte, de la esclavitud de Egipto y por eso le damos gracias”.
Así como el pueblo de Israel, del Antiguo Testamento, se les pedía a los mayores explicar los motivos de esa festividad religiosa, así también nosotros, mayores de Isla de Maipo, queremos explicarles el porqué de la gran Fiesta en honor a Nuestra Señora la Virgen de la Merced.
Los habitantes de Isla de Maipo, eran a fines del siglo pasado, muy unidos y respetuosos de los designios de Dios, y el río, que en un comienzo fue su guardián protector, sintió envidia de la felicidad de esta comuna y violentamente decidió expulsarlos de sus dominios.
El Maipo, furioso, lanzó sus turbias aguas sobre aquellos desdichados seres destruyendo sus precarias viviendas cuyos moradores sólo tuvieron el tiempo necesario para refugiarse en la capilla, que tercamente resistía la avalancha aterradora de árboles arrancados de cuajo por el caudal enloquecido que aumentaba en cada instante, llenando de terror a esos intrépidos que veían llegar su fin irremediablemente, no teniendo otra alternativa de salvación a su favor que elevar plegarias al cielo pidiendo la protección celestial estas se encaminaron en forma muy especial hacia la Virgen de la Merced, única imagen existente en la capilla.
¡Oh, Virgen Santísima! Exclamaban los afligidos Isleños
¡Sálvanos! ¡Sálvanos! ¡Sálvanos Santa Señora!
Mientras las aguas rugían, los que allí estaban suplicaban… aumentaba el terror a medida que pasaban los minutos.
Súbitamente surgió un murmullo transformándose luego, en una determinación firme y sincera, hasta convertirse en un Juramento que estaban dispuestos a cumplir ellos y contárselo a sus descendientes a través de los tiempos.
Esta era una PROMESA en la cual se comprometían POR SIEMPRE “Celebrarle todos los años una grandiosa fiesta en honor de la Virgen, llamándola, desde el instante que se realizara el milagro, que el río buscara un cause alejado del pueblo, PROTECTORA DE LOS ISLEÑOS”
¡Será la fiesta más grande y bella de toda la región!
Decían.
“La llevaremos en nuestros propios hombros y con bailantes Chinos, igual que en Naltagua y El Monte.
Replicaron otros.
Pero será necesario llevar la imagen a la Puntilla de Lonquén porque ese en ese lugar donde el río se desborda con mayor ímpetu.
Interrumpieron otros.
La dejaremos allí, entonces, y si mañana el río toma otro rumbo, alejado del pueblo, consideraremos que un milagro se ha cumplido en esta tierra.
Gritaron a coro los afligidos Isleños, que sentían el efecto del caudal en los muros de la frágil capilla.
Afortunadamente en el patio se encontraban algunos caballos que buscaron refugio allí. Sin pensarlo dos veces, pues la tarde llegaba a su fin, un grupo de huasos colocaron en una angarilla la sagrada imagen. Montaron en los animales dispuestos a desafiar la corriente, entonando cánticos religiosos, preocupados porque el agua les llegaba a las cincha de los caballos. Buscaron los lugares más secos hasta llegar a la Puntilla de Lonquén.
Desde esa altura vieron consternados ese mar desbocado que amenazaba con borrar del mapa el pueblo y sus sectores.
Rezan hincados frente a la Virgen y reafirman la PROMESA hecha por todos en la capilla.
Dejaron la imagen en aquel lugar retornando, luego al templo, donde esperarían el milagro o morirían ahogados irremediablemente junto a sus seres queridos.
Aquella noche fue interminable, humanamente aterradora…
Al clarear el día pudieron ver que las aguas se habían retirado como por encanto.
¡EL MILAGRO SE HA CUMPLIDO!
Decían. Y ellos eran testigos auténticos de la bondad de Dios por intermedio de su buena Madre, María de la Merced.
La reacción inmediata fue abrazarse llorando y emprender en procesión, la búsqueda de la imagen dejada en la Puntilla la tarde anterior.
Allí el espectáculo que presenciaron quedaría grabado en sus retinas para siempre.
El río se mostraba aún más violento que el día anterior y su rabia la había emprendido contra las montañas del cordón de Acúleo, convirtiendo su hermosa forma natural, en una sola gran isla.
El anda de la Virgen, alzada hasta los hombros curtidos de esos valientes campesinos que giraron, para que Nuestra Señora contemplara su obra y viera a este pueblo agradecido, de rodillas, jurar que cumplirían la PROMESA hecha, en medio de la angustia, el día anterior.
“Cada año, mientras exista nuestro pueblo de Isla de Maipo, el domingo siguiente del 24 de Septiembre, la Santísima imagen de Nuestra Señora de la Merced, será llevada en anda por las calles del pueblo (jamás en vehículo) siendo precedida por bailantes Chinos y seguida por toda la comunidad.
Han pasado mas de 100 años, e incansablemente en la fecha indicada, los Isleños de hoy, seguimos cumpliendo el JURAMENTO de nuestros mayores.
Con afecto para mi pueblo. Pedro Vilches Carvajal
Relato según Hernán Bustos
La Inundación de 1898
Las crecidas del río maipo eran habituales en aquellos años. Estas tenían su causa por los deshielos cordilleranos en verano o por los temporales lluviosos en invierno.
Sin embargo, en 1895 un hacendado, dueño del Fundo Lonquén, llamado Adolfo Fernández Jara, construye unos pretiles o defensas propias en el sector de la Puntilla. Con el fin de desviar el curso del río para proteger su predio. Un años después la justicia determina la destrucción de estos pretiles, caso omiso del hacendado quien argumentaba que estaba autorizado por la corte suprema.
Dicha construcción sería la causante, junto con los deshielo y la crecida del río, de la inundación del 7 de diciembre de 1898. Tal inundación causó destrozo en la comuna y costó varias vidas de vecinos isleños.
En el libro de Hernán Bustos, señala: que el 7 de diciembre de 1898, en las vísperas de la celebración a la Virgen de la Purísima (Hoy Inmaculada Concepción). La familia López y vecinos de sector se reunieron en la casa de los López a celebrar el onomástico. A media noche, algunos de los asistentes salieron a tomar aire y fumar un cigarro junto al pimiento, pero con gran sorpresa vieron como Avenida Santelices, que en ese entonces se llamaba calle del comercio, por situarse locales comerciales del pueblo, era un gran torrente de agua. El río había avanzado raudo por la calle Lillo y huasos a caballo socorrieron a las familias que habían visto inundadas sus casas. Así, las tareas de salvataje continuaron hasta la amanecida.
Tal estrago causó la inundación que los vecinos de Isla de Maipo vieron perdidas sus casas, sus cultivos y en el libro de Guillermo Inostroza, comenta la muerte de 3 isleños. Tal destrucción se vio ocasionada por el afán de bienestar propio y lucro del hacendado dejando indefenso a un pueblo entero.
Es así como ante la falta de auxilio por parte de las autoridades de la época. Los vecinos de Isla de Maipo se encaminaron a buscar la independencia comunal. La ayuda, desde el parlamento, estuvo a cargo del Diputado Daniel Santelices. Por esto, los vecinos de Isla de Maipo, deciden cambiar el nombre de la avenida Comercio por el nombre de Avenida Santelices, en honor al diputado.
Versión de la Fiesta durante la pandemia de Covid-19
Historia de la Fiesta de la Virgen de la Merced.
25 de septiembre de 2022, después de 2 años de cuarentenas por la pandemia de covid-19, se saca nuevamente a la Virgen del Santuario a recorrer las calles del centro.